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¿Será que volvemos?

            “La tasa nacional de homicidios se elevó desde 12,5 por cada 100.000 habitantes en 2022 hasta 17,2 en el 2023, según datos preliminares que reportó en conferencia de prensa el director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), Randall Zúñiga” (Enero 02, 2024, la Voz de América)

¿Será que volvemos?, puede ser la pregunta que generan algunas mentes de nacionales con más años de vida en Costa Rica, y que recuerdan sus años de juventud en el país, que por lo que dicen era más tranquila y con mayores posibilidades de jugar hasta en la calle a altas horas de la noche.

 

¿Será que volvemos?, podría ser también la pregunta hecha ante tantas situaciones conflictivas en el país, esperando con su planteamiento aparezca por arte de magia, al estilo Harry Potter, una demandante paz y seguridad que tanta falta nos hace.

 

¿Será que volvemos?, es la pregunta que lamentablemente lector (a) algunos (as) de nosotros (as) nos hacemos al salir de nuestras casas, sin saber si regresaremos a nuestra vivienda al final de nuestro viaje; o si por el contrario, factores externos se encargarán de responder por nosotros: no, no volverás.

 

¿No sé si has tenido la oportunidad de visitar por ejemplo San José a ciertas horas de la noche?, has notado lo que cambia la capital en cuestión de horas?, parece como que se transformara. Pero perdón amigo lector (a) ya ni siquiera en la noche, sino hasta tempranas horas del día, o en el transcurso de la tarde, donde hay zonas que uno sabe mejor no ir con ciertos objetos de valor expuestos a la vista pública.

 

¡Qué tarea más grande tiene un futuro equipo de políticos con respecto a la ciudad capital!, se supone que una capital es el reflejo del estado del país, si esa afirmación fuera 100% cierta, que pensaríamos de Costa Rica con lo que vemos en las calles de San José diariamente?

 

Vienen a mi mente tantas cosas que se podrían hacer y surge de nuevo en mí la pregunta: ¿será que volvemos?; ante una creciente vertiente de criminalidad organizada en el país, ante un extenuante repunte de asesinatos, robos, …, existe una solución?, espero tu respuesta coincida con la mía, yo creo que sí, pero no es una solución que se logre al estilo del mejor encantamiento de Maléfica.

 

El primer paradigma que debería quitarse es el típico conformismo tico o el eufemismo vacío de un Pura Vida que intenta borrar lo que realmente pasa; no, no estamos Pura Vida, para llegar al Pura Vida hace falta que cada uno se crea la frase.

Conformismo es pensar que todo está bien como está, o quedarse con una mentalidad cortoplacista que inundó ha algunos corintios en su momento: “Comamos y bebamos que mañana moriremos”, si es eso es así y me atrevería a decir que eso ha sido así, ahora se entiende porque entre la misma gente se reparten la tajada del poder por años.

 

La pasividad en el cristiano es letal, toda aquella persona que se siente y entiende lo que es ser cristiano, jamás se quedaría cruzado de brazos; porque sabe que cada paso que de lo debería llevar a ser un nuevo Jesús en la tierra, y si has leído el Evangelio, sabes que Jesús no se quedó cruzado de brazos ante la injusticia.

 

El segundo paradigma es al que mucho nos vemos tentados (as), el quedarnos esperando el actuar estilo apocalíptico de Dios, como si necesitáramos que suenen trompetas estilo juicio final para hacer algo; olvidándosenos que somos nosotros los que tenemos la sartén por la mano ante todo lo que está ocurriendo. Dejemos de echar las culpas a los demás y asumamos un compromiso serio por lo que vivimos.

 

La edad no debería ser la excusa para cruzarse de brazos, un niño también puede y debe hacer algo por su entorno (cuántos santos que alcanzaron la santidad a corta edad, hicieron cosas realmente importantes; sino sabes, lee más sobre buenas vidas de santos)

 

¿Será que volvemos?, digo que sí, pero con la conciencia que me distingue, sé que no va a ser fácil; pero aún no pierdo la fe en el país, sino, estaría robando mi salario dando clases en el colegio. Te invito a no perder el ánimo y el deseo de hacer algo, para que al final de nuestra vida, sea cuando sea, pueda decir: contribuí en algo a la vida y no pase por ella sin pena ni gloria.

                                                                                

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                      Elaborado por Prof. Josué Saborío